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Nunca es tarde

Este mes de enero, que se acaba hoy, estuvo cargado de mucho desenlace. A modo introductorio me gustaría decir que desenlace, pero también de mucho inicio. En este enigma quiero decir que presencié mucho de lo que comencé, tal vez no el año pasado, pero en años anteriores, reafirmarse o incluso manifestarse. Todo esto, pienso yo, es parte de esos comienzos y, a lo mejor, riesgos o impulsos que he realizado. Entonces, ¿Qué en verdad estoy iniciando? ¿Cuáles inicios siguen requiriendo de acción de mi parte? ¿Acciones nuevas?



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Nunca es tarde. Pensar en acciones que durarán, como formar un legado, en el ámbito laboral, o que dejarán fortuna, en el ámbito económico, o que incluso dejarán o consolidarán casta es algo que no define a cabalidad sino están unidas.


Este mes pensando en cómo ser artista o haber estudiado una carrera humanista hace que se centre mis aspectos importantes en un tipo de percepción sobre mí mismo. Básicamente de eso trata esta entrada del blog. Un poco abierta, un poco abstracta. Volviendo con las acciones, hay que destacar que el motivo es sumar y tratar de avanzar cada vez más. Dicho esto, me sitúo en medio de lo que llamo procesos. Claramente cada proceso responde a un aspecto de mi vida.


Entonces tal vez no son procesos, porque espero que se mantengan, espero de forma altruista y egocéntrica que duren mis acciones. Tratar este tipo de percepción sitúa la jornada o el día que se tiene en una suerte de representación por ser la realidad no verdadera, justamente por no haber terminado lo comenzado. Esta forma de llevar a cabo lo cotidiano no es equilibrada y hace que la conmoción o las respuestas a lo que se presenta en cada oportunidad cause estrago o alteración.




¡Son ciclos! Pensé a medida de que todo ese escenario del que me imponía me resultaba un fastidio, e incluso me hacía dudar de mi rutina y todo lo que había alcanzado. Las acciones parecían vacías y la motivación cada vez se distanciaba para ser inalcanzable en algunos casos.




El tema que quería tratar es la inmediatez de la acción. De manera de que sí existe hacer que cada acción sume. Trato de decir que entre los aspectos no haya discordancia. Lograr una coherencia y poder hacer, en sentido de involucrarse sinceramente, que las acciones se direccionen hacia un bienestar que disfruten quienes sean parte y, a lo mejor, los que no también, claramente, en la medida que se pueda.

Al no poder finalizar la acción o habiendo finalizarla sin inmediatez en el resultado. La inmediatez de poder contemplar o incluso admirar cómo el ciclo va tornándose hacia la coherencia buscada. Poder establecer una integración de ese ciclo o de ese momento del ciclo en el que no presenciamos dicha respuesta o feedback no como resta de otro ciclo o de otro momento, ya sea, de ese ciclo o no.



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Como artista esto se traduce a que cada idea o nueva perspectiva de cómo realizar la obra tiene porqué tener efecto inmediato. Tal vez agregar morado a una pintura no volverá a todos locos. Tal vez dejarlo verde no los vuelve locos, pero crea armonía en la composición. Esa palabra que se busca integrar en el poema, tal vez tenga un sinónimo, tal vez necesita de otra para rimar. A lo mejor esa escultura no tiene porqué tener todos los ángulos o todos los detalles para hacer que se integre a la estética buscada.

 
 
 

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