Poco a poco
- Pedro Massaroni
- 1 mar 2024
- 2 Min. de lectura
Los últimos días he sentido una ruptura en mí. El impulso me hace establecerme en una nueva condición y circunstancia. Más allá del contexto o de la posición que abarco, contemplo una realidad que me hace acrecentar virtudes en mi pasión y en mi habitar en este mes que ya comienza. Febrero pasó rápido y esos ciclos me dan a conocer ahora un nuevo residir en los aspectos que me importan. ¿De qué manera puedo captar este nuevo flujo de avance?

A través de trayectorias en fluctuación, como lo son tanto la mía como la de quienes me rodean, al igual que las trayectorias que son ahora existencias por tener inicio y fin; incluso del punto de vista de la interacción que no se puede definir, percibo cómo me adentro a un desenvolvimiento que me hace sentir privilegiado. Me sorprende presenciar, en la medida que mi creatividad y mi pensamiento crítico me lo permiten, un panorama donde mis potencialidades resaltan en un sinfín de casualidades y coincidencias.
De esta manera entiendo que esas potencialidades solo pudieron ser percibidas al momento de iniciar a ejecutar los pasos y tomar las decisiones para poder, en el desenlace, desempeñar y, como todos nosotros humanos, con sudor, fortalezas y debilidades, altos y bajos, avances y retrocesos; adquirir la realización de mi propia inercia. No queda más que la admiración por el desenvolvimiento de una actualidad que es perfectamente imperfecta.
El impulso o ese salto hacia adelante no se puede medir entre aciertos concretos, solo cosas intangibles como los valores y la cultura, al manifestarse hacen cuenta de una conjugación donde la potencialidad se va acercando a dejar de serlo. Más o menos lo catalogo como ruptura, sin determinar, que inercia estoy abarcando, pero reflejándome en cómo las percepciones cobran otros marcos referenciales.
La potencialidad tal vez nunca deje de serlo y cuesta habitar y residir. Entre los apuros de estímulos y la perplejidad de la trayectoria los extremos no siempre actúan de forma dialéctica. Pareciera que el verdadero equilibrio es el mero balance con lo radical. Nunca siendo estos últimos opuestos por ninguna existencia superar ese impulso que se manifiesta entre cada uno de nosotros.

El movimiento en el ambiente actual engloba una ensoñación de nueva aproximación a un alcance de expresión. Como entendemos la potencialidad también tenemos que indagar en los privilegios y oportunidades que no nos separan de un hecho que se sucede a sí mismo. ¿El apuro y la perplejidad no nos dicen de la búsqueda de una nueva potencialidad cuando nuestra inercia hace rupturas?
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